lunes, 16 de enero de 2017

VEINTE AÑOS




Hace veinte años, a esta hora, yo estaba en Campinas, una ciudad del estado de Sao Paulo, comiendo un enorme plato de pasta porque mi ginecólogo quería hacer una monitorización fetal y por lo visto después de comer las embarazadas sus bebés se mueven más.

La hicimos y la niña estaba bien. A pesar de tener una vuelta de cordón alrededor del cuello y de mi ansiedad porque desde hacía varias horas sentía que se "movía menos", todo indicaba que en pocas horas empezaría el parto y aunque yo estaba muy preocupada le pregunté lo más sencillo, "si fuera tu hija, esperarías a ver como se presentan las cosas o harías una cesarea?"

Él dijo, yo esperaría.

Decidí confiar en él a pesar del miedo y de la preocupación por aquella vuelta de cordón. Regresé a casa con mi marido y mi hermana y como dijo el doctor, a las pocas horas empecé con las contracciones y a las ocho de la noche estaba llegando al hospital.
Un poquito después de media noche nació mi hija mayor, sin anestesia ni nada porque me dan miedo las inyecciones y me pareció mejor estar espabilada y atenta para poder empujar con ganas y terminar antes.

Mi hija hoy es una mujer de la que me siento muy orgullosa, una persona a la que amo y admiro mucho. Como hija me ha dado muchas alegrías y poquísimos disgustos y como hermana es la alegría de mi hija menor, que ve en ella un ejemplo a seguir y alguien a quien admirar. Ver el amor que se tienen es mi mayor fuente de satisfacción, incomparable a ninguna otra cosa.

Ayer pasamos un buen rato juntas, uno de tantos, uno de los muchos que hemos vivido y que viviremos, sin más, sin alardes, sin que nada sea más especial que el simple hecho de estar cerquita, sea en el mercado, en casa o en la heladería.

Mañana ella celebra su cumpleaños, hoy lo celebro yo, pues le llevo de ventaja el tiempo que la amé antes de nacer, sin saber como era o como serían sus ojos.

Veinte años no son nada, eso ya lo sabemos todos los amantes del tango, pero cuando son el tiempo de vida de un hijo, veinte años es TODO.

Os dejo la cancioncita de Serrat sobre los hijos y lo mucho que se quieren y una foto con mi niña hace muchos años en un paseo que hicimos al río Tieté.